4/6/17

sangresangre.

Es París y te espero, Sangre, a vaciar mi pecho.

¿Hacia qué mar conduces tus calientes besos?
palabra que resbalas, música de labio,
materia sospechosa del surtidor derramado;
¡qué bonito es verte llorar mas cuánta pena has causado!

Eres como una naranja, en el saco de Miguel Hernández,
pobre hambre, te vacías y te desgajas.

Eres un material de brillantes y hermoso
con ademán de campana y cotidianidad de fondo.

Has alcanzado todas las cosas del mundo,
Tibio río sin meandros ni barreras,
Único animal que tropieza
Continuamente con todas las piedras.

Como un poeta sobre su nuca en la roca
vastísimo astro de manos troposféricas
y pies cincelados por el tibio poniente,
y último verso del primer poema del paraíso.

A ti que veloz golpeas buscando brecha,
buscando vaciarte hacia la luz
del presidio que alimentas,
a ti hoy en la tarde, te he visto llorar
desde tus ojos más grandes.

Existe un huracán gigante que no te anhela,
volátil sombra sobre tus propias muescas,
testigo de nuestras poéticas borracheras
desde mis esporas hasta mi boca.

Entre todas estas mariposas,
¡ojalá pudiera desangrarme y convertirme en aire!

Mi trabajo en Casa del Libro

Bajar las escaleras

Estar cansado

Sentir como te observan

Manejar la situación

Sudar el polvo del camino

Contar monedas y billetes

Dar abrazos

Repartir consejos

Molarse a si mismo

Reponer

Mear

Reirse a carcajadas

Bajar al bar

Subir a la baja

Subir a la primera

Vivir en el sótano

Morder el mostrador

Rotar

Hacer un turno

Esconder a Mortadelo

Leer

Fotocopiar

Mentir

Cerrar la puerta

Cagarse en todo

Y volver a ponerse al pie del cañón