6/3/14

Telegrama de una angustia supuesta.

La angustia pasa, te persuade.

Gritas al telegrama, desde la cicatriz de tu labio,
una voz que quiere ser yo
y la angustia pasa y nadie lo sabe y vives
en esa parte del cerebro tan visual...
Te sorprendes sonriendo una tarde entre la gente
atas los cordones de tus zapatillas
haces cola en las puertas de los cines
usas guantes y bufanda para no resfriarte.

Te llama la angustia y no puedes llamar a nadie
eres el adivinador, el dueño del porvenir,
eres un oráculo de melitracen que está frío ante las palabras claves.
Las autopreguntas responden
al silencio de tus servicios como adivino.

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